COVID-19 provoca aumento en la pobreza
En un nuevo informe anual, la CEPAL estima que el total de personas pobres ascendió a 209 millones a finales de 2020, 22 millones de personas más que el año anterior. Además, insta a crear un nuevo Estado de bienestar.
La pobreza y la pobreza extrema alcanzaron en 2020 en América Latina niveles que no se han observado en los últimos 12 y 20 años, respectivamente, así como un empeoramiento de los índices de desigualdad en la región y en las tasas de ocupación y participación laboral, sobre todo en las mujeres, debido a la pandemia del COVID-19 y pese a las medidas de protección social de emergencia que los países han adoptado para frenarla, informó hoy la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
La Secretaria Ejecutiva de la comisión regional de las Naciones Unidas, Alicia Bárcena, presentó una nueva edición del informe anual Panorama Social de América Latina 2020, el cual señala que la pandemia irrumpe en un escenario económico, social y político complejo: bajo crecimiento, aumento de la pobreza y crecientes tensiones sociales. Además, pone al desnudo las desigualdades estructurales que caracterizan las sociedades latinoamericanas y los altos niveles de informalidad y desprotección social, así como la injusta división sexual del trabajo y organización social del cuidado, que atenta contra el pleno ejercicio de los derechos y la autonomía de las mujeres.
Lo que sucede en México
De 2002 a 2010 se había observado una disminución importante de 45.4 a 31.6 por ciento de pobreza en América Latina. Sin embargo, a partir de 2011 la pobreza se mantuvo sin cambios en niveles cercanos al 30 por ciento.
México ya se encontraba como el segundo país peor posicionado en la región solo detrás de Honduras (sin contar a Venezuela) si se consideran dos factores, pobreza total y pobreza extrema. A raíz del Covid-19 muchos países comenzaron a tener presiones sociales que podrían impactar en sus niveles de pobreza. En consecuencia, muchos países adoptaron medidas para mitigar dichos impactos como, por ejemplo, transferencias sociales. El resultado fue que varios países pudieron mitigar el impacto de la pobreza. El caso más relevante para este estudio fue Brasil que a raíz de su política fiscal redujo la pobreza post Covid en más del 7 por ciento. Le siguieron países como Chile y Perú con cerca del 4 por ciento de reducción de pobreza.
En contraste, los países más afectados fueron los que menos apoyos (transferencias) dieron para sus economías: Nicaragua, Honduras y México. En México destaca que no se otorgaron nuevos apoyos monetarios, ni aumento en los existentes ni entrega de alimentos y medicinas (información obtenida de la CEPAL). En el resto de los países latinoamericanos se entregó al menos uno de estos apoyos.
México es de los países con menos gasto social de la región con solo el 9.3 por ciento del PIB. Esto contrasta con Chile, Brasil y Uruguay que presumen los gastos sociales más elevados de la región con 17.1, 17.6 y 17.7 por ciento del PIB, respectivamente. Además, México tiene una de la menor inversión para la emergencia sanitaria para el COVID con menos del 0.5 por ciento del PIB. En Brasil este rubro es del 4 por ciento del PIB. Solo Uruguay y Ecuador están por debajo de México.
Así, el impacto post Covid en la región latinoamericana será desigual. Habrá países en donde la pobreza no aumente de manera sustancial y otros donde sí. Sorprende el caso de Brasil donde la pobreza incluso se espera disminuya comparada con su nivel pre-Covid.
Un nuevo sistema de seguridad social: la gran propuesta frente a la crisis
La pandemia, afirmó Graciela Teruel, nos dejó varias lecciones. En primer lugar, nos enseñó que nuestro sistema de salud es endeble y puso de manifiesto que requerimos un sistema de salud universal que pueda atender a toda la población. Además, debemos contar con un buen sistema de vigilancia epidemiológica, equivalente al CDC, Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, así como tener un padrón ciudadano de beneficiarios y no beneficiarios de la política social, como el que tienen Chile o España.
También destacó la necesidad de invertir en ciencia y tecnología. “Hemos visto en esta pandemia justo el valor de invertir en la ciencia. Contamos en tiempo récord con vacunas contra el COVID gracias a la inversión millonaria en investigación […]. Lo más importante es construir y conservar un sistema de innovación e investigación que esté listo para arrancar estudios, análisis pertinentes, de calidad, de frontera, cuando los tiempos lo requieran”, comentó.
Para Rogelio Gómez, hay dos cosas importantes en las que se debe trabajar: la construcción de un sistema laboral que respete derechos laborales y del lado de la política social, mencionó que debemos trazar una ruta para construir un sistema de seguridad social universal o de protección social universal que no dependa del régimen laboral.
“Costear un sistema de salud universal es posible siempre y cuando no esté concentrado en los gastos de alto costo, sino en prevenir y contener enfermedades, la atención primaria en salud. Solo eso tiene un efecto de reducción de pobreza no solo porque es una carencia, sino porque México tiene el más alto gasto de bolsillo, a quien más afecta el gasto de bolsillo en salud, evidentemente es a los hogares de menores ingresos […]. Si por algún lado hay que empezar, ciertamente es por las poblaciones que tienen menores condiciones de ingreso, que viven en pobreza, reducir los factores de desigualdad.”, señaló.
Annabelle Sulmont coincidió con este planteamiento. “Hay que pensar en un sistema que sea universal, financiado mediante impuestos generales y reforzar la idea que si se adoptan medidas bajo el andamiaje institucional que hoy prevalece, vamos a terminar por proteger únicamente a un sector de la población. La propuesta de la seguridad social universal no es nueva, pero su instrumentación es compleja”, expresó.
Para que esto sea posible, agregó, se deben mejorar las tasas de recaudación, asegurar la suficiencia presupuestal y ello en un contexto en el que se ha evidenciado que es necesario incrementar el gasto público en salud, ya que México es uno de los países de la región con la más baja inversión en el sector salud. “Las grandes crisis, expresó, decimos a veces que se convierten en oportunidades para avanzar en reformas profundas, pues esta es la oportunidad para México, porque la coyuntura muestra que es apremiante el tema”.
Y Rodolfo de la Torre propuso tres acciones para enfrentar futuras crisis: apoyos oportunos a la población más pobre y a las pequeñas empresas, que son fuentes de trabajo; dar apoyos semejantes para la recuperación económica y la reactivación cuando las restricciones a la actividad productiva se hayan reducido; y a largo plazo, también mencionó la construcción de un sistema de seguridad social universal desligado del tipo de trabajo, financiado con impuestos generales para lo cual se requiere una reforma fiscal que “requiere actuar en dos frentes: ampliar la base fiscal, es decir, buscar nuevas fuentes de recaudación, pero también en muchos casos, aumentar las tasas de impuestos”.
Autor: Jaén Carmona Alí
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