Anosmia y Ageusia
La anosmia es la toral incapacidad para detectar olores. Por otro lado la ageusia es la ausencia o pérdida casi completa del sentido del gusto. Normalmente no es común escuchar estos nombres, sin embargo son trastornos que sufre tanto el olfato como el gusto que suceden como síntomas comunes del SARS-CoV-2. Pese a no ser síntomas habituales, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 4 de cada 10 pacientes suelen padecerlo según el estudio de la seroprevalencia EneCOVID de ISCIII. La anosmia aparece con mayor frecuencia en la primera semana de la enfermedad, y puede ir acompañada de fiebre y tos.
¿Por qué se causa la pérdida del gusto y el olfato a causas del SARS-CoV-2?
En palabras de la Dra. Ángeles Fortea "No sabemos si se debe a la lesión local nasal o porque a través del bulbo olfatorio se alcanza el SISTEMA NERVIOSO CENTRAL. Alguna publicación recoge estudios en animales en los que muestran la predilección del virus SARSCOV2 con los receptores ACE2 del pulmón, que a la vez también están presentes en el epitelio nasal". Sin embargo aún no es claro el mecanismo encargado de la pérdida del olfato.
Por otro lado, se ha planteado la hipótesis de que los tejidos orales pueden contener células huésped de SARS-CoV-2; esto, debido a que la enzima convertidora de angiotensina 2 (ECA2) se ha identificado como el receptor celular del SARS-CoV-2. Los receptores de la ECA2 se expresan en la membrana mucosa de toda la cavidad oral, particularmente en las células epiteliales de la lengua, esta alteración provocada por el SARS-CoV-2 podría explicar la pérdida de la modulación de la percepción del gusto, sin embargo aún es escasa la evidencia.)
La pérdida de olfato y gusto por COVID-19 afecta más a las personas jóvenes y las mujeres.
Según los estudios realizados en diferentes países afecta entre un 5 a 85% de las personas infectadas por el coronavirus. Investigadores del Hospital Clínic-IDIBAPS han analizado la prevalencia de este síntoma en varios subgrupos de pacientes y los estudios concluyen que más de la mitad tienen pérdida de olfato o del gusto y, de estos, en más del 90% en deterioro se produce en los dos sentidos.
En un estudio coordinado por los Dres. Mullol y Alobid se evaluaron la frecuencia y la gravedad de la disfunción del olfato y/o del gusto (DOG) en pacientes con COVID-19 y su relación con características demográficas, ingreso hospitalario y con otros síntomas o enfermedades. En el primer estudio, publicado en el Journal of Investigational Allergology and Clinical Immunology, se evaluaron los datos de 846 pacientes y 143 controles de 15 hospitales españoles. Se observó que la DOG fue dos veces más común entre pacientes con COVID-19 en comparación con los controles. Más de la mitad de las personas con COVID-19 presentaban una pérdida grave del olfato (53.7%) o del gusto (52.2%) y, de estos, en más del 90% el deterioro afectó los dos sentidos.
¿Existen tratamientos para la pérdida del gusto y el olfato por COVID-19?
Hasta la fecha no hay evidencia de que haya terapias efectivas en pacientes con anosmia relacionada con Covid-19. Sin embargo, los profesionales recomiendan un entrenamiento olfativo que implique la repetición y exposición de un conjunto de olores (limón, rosa, clavo y eucalipto) durante 20 segundos cada uno, dos veces al día, durante al menos 3 meses. El citrato de sodio intranasal, la vitamina A intranasal o el omega-3 serían otras opciones terapéuticas.
En cuanto a la alteración del gusto, se han planteado diversas hipótesis. Una es que se puede alterar las células y circuitos involucrados en el procesamiento quimiosensorial de las células de las papilas gustativas u otra es que el principal componente de la ageusia es la propia alteración del olfato, lo cual impide la elaboración de la sensación subjetiva que se denominada sabor.
Pérdida del gusto y olfato con ómicron
Más de dos años desde la aparición del SARS-CoV-2, “las alteraciones del olfato y del gusto siguen siendo síntomas de la covid-19 provocadas por la variante ómicron, aunque con menos frecuencia que en las anteriores variantes”, expone Pablo Parente, presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), y cita el estudio ZOE, publicado este mes en The Lancet, con Cristina Menni, del King’s College London, como primera autora, donde “la prevalencia de alteraciones del olfato en pacientes infectados por la variante ómicron es del 17%, frente al 52% con la variante delta”.
Las investigaciones realizadas a lo largo de este tiempo aportan más información sobre las causas que relacionan el SARS-CoV-2 con estos síntomas. “Se ha observado que el neuroepitelio olfatorio expresa ACE2 y TMPRSS2, que son las proteínas de membrana a las que se fija el SARS-CoV-2 para introducirse en la célula”, explica el otorrinolaringólogo. “Sin embargo, ni las neuronas sensoriales olfatorias ni las neuronas del bulbo olfatorio expresan estos genes, que sí se expresan en las células de soporte, las células madre y las células perivasculares. El daño de estas células conduce a la alteración del proceso de olfacción, bien impidiendo que las moléculas se unan al receptor específico de la neurona sensorial (lo que supondría un daño leve y de corta duración) o bien lesionando secundariamente las neuronas. La severidad del daño producido se reflejaría en la intensidad de la alteración olfatoria y en su duración”.
La irrupción y expansión de la variante ómicron no ha supuesto grandes cambios en las características clínicas de la infección en el área de la ORL, comparada con la variante delta, “salvo que el dolor de garganta es más frecuente y la pérdida de olfato menos prevalente en las personas infectadas por ómicron. Sin embargo, si se compara con las primeras variantes, tanto la variante delta como la ómicron tienen una mayor expresión clínica en nuestra área, presentando de forma frecuente rinorrea (80%), obstrucción nasal (70%), estornudos (60%) y disfonía (42%)”.
Autor: Alí Jaén Carmona