En esta enfermedad se describe un "triángulo
epidemiológico causal" que está formado por: el medio ambiente, el agente
etiológico (el virus SARS-CoV-2) y el huésped.
Transmisión
De persona a persona
Las rutas de transmisión de persona a persona del agente
etiológico SARS-CoV-2 incluyen la transmisión directa por inhalación de
microgotas y aerosoles liberadas a través de tos, estornudos, la respiración,
el habla, los gritos o el canto, o por contacto de las manos con superficies
contaminadas, que luego tocan las membranas mucosas orales, nasales u oculares.
También se puede transmitir a través de la saliva, y posiblemente por la ruta
fecal-oral.
Un estudio con 2143 niños sugiere que este grupo de la
población puede ser un factor crítico en la rápida propagación de la
enfermedad.
La gente vacunada todavía puede transmitir la COVID, aunque
es más difícil. Así que los vacunados todavía deben realizar resoluciones
preventivas (lavarse las manos con jabón, ponerse mascarilla, mantener la
distancia social, etc.) para que la enfermedad no se propague, especialmente
hacia gente vulnerable.
Persistencia en superficies
De acuerdo con los estudios publicados en las revistas
científicas New England Journal of Medicine (el 17 de marzo de 2020) y The
Lancet Microbe (2 de abril), la persistencia en las distintas superficies es la
siguiente:
·
Papel y pañuelos de papel**: 3 horas
·
Cobre: 4 horas
·
Cartón: 24 horas
·
Madera: 2 días
·
Tela: 2 días
·
Acero inoxidable: 2-3 días
·
Plástico de polipropileno: 3 días
·
Cristal: 4 días
·
Billetes: 4 días
·
La parte de fuera de una mascarilla: 7 días
(*) De 21º a 23º y a 40% de humedad
relativa.
(**) A 71º y a 65% de humedad relativa.
La Organización Mundial de la Salud recomienda por este
motivo que se desinfecten las superficies, especialmente en el entorno
sanitario. Fuera de este, el rol que puede tener la transmisión por fómites es
desconocido, pero menos importante que cuando se produce por contacto estrecho
con una persona infectada.
Transmisión vertical
Actualmente, son muchos los estudios que se centran en
evaluar la posible transmisión vertical.
Hasta el momento, las pruebas que se han realizado descartan
la presencia de SARS-CoV-2 en el líquido amniótico, en la sangre de cordón
umbilical y en la leche materna.
Sin embargo, aún es muy temprano para saber con certeza si
la transmisión vertical puede presentarse o no, puesto que existen casos en los
que se ha demostrado la presencia de anticuerpos en neonatos nacidos de madres
portadoras del virus. Por tanto, aunque es cierto que esta evidencia proviene
de un número pequeño de casos, esto demuestra aún más la posibilidad de
transmisión vertical.
En cuanto a la lactancia materna, no se ha conseguido evidenciar
la presencia de SARS-CoV-2 en la leche materna de pacientes infectadas. Por
consiguiente, al no existir riesgo de contagio a través de la leche materna, no
se contraindica la lactancia materna en las pacientes infectadas siempre que se
tomen las medidas de higiene necesarias, entre ellas, el lavado de manos y el
uso correcto de la mascarilla.
Ritmo reproductivo R0
El número reproductivo R0 es el número promedio
de nuevos contagios que una persona infectada puede generar; cuanto mayor es
este, mayor es el potencial pandémico de una enfermedad. La Academia China de
las Ciencias estimó en febrero de 2020 para la COVID-19, un número reproductivo
o R0=4, aunque existe incertidumbre sobre muchos de los factores que
se tomaron en consideración para calcular el R0. El Imperial College
de Londres calculó un R0=1,5 a 3,5.
Paciente cero
Se llama caso índice o "paciente cero" al caso que
da lugar a la atención del investigador y origina acciones para conocer un foco
de infección; corresponde al primero caso confirmado por la autoridad sanitaria
y conduce (indica) hacia un brote localizado.
Paciente uno
A veces el primer caso de COVID-19 identificado por el
sistema sanitario (caso índice o paciente 0), no coincide con el caso que da
origen a la epidemia. El "caso índice auténtico" o "caso
primario" sería el primero que inicia el brote epidémico.