Por más de dos años, Corea del Norte logró evitar la llegada de la covid-19, según sus registros.
Lo hizo llevando al extremo su aislamiento: desde enero de
2020 no deja entrar a nadie al país -ni siquiera norcoreanos- y ha reforzado
las cercas y puestos fronterizos, donde los soldados tienen orden de
disparar a todo el que se acerque.
También almacena y desinfecta durante semanas todos los
productos importados de China para asegurar que no tengan ni la mínima traza
del virus.
El líder Kim Jong-Un llegó al punto de confinar a la
población en octubre de 2020 para evitar que la calima procedente del
desierto del Gobi a unos 2.000 kilómetros esparciera el coronavirus.
Sin fabricar vacunas ni aceptar ofertas de otros países para
inmunizar a su población, Pyongyang apostó todo a su política de "cero
covid".
La respuesta del gobierno a la pandemia de COVID-19 supuso
la supresión casi completa de la libertad de circulación, tanto dentro como
fuera del país. La escasez generalizada de medicinas y alimentos repercutió
negativamente en el derecho a la salud. Otros derechos fundamentales, como la
libertad de expresión, siguieron sometidos a graves limitaciones.
El gobierno incrementó su participación en foros
internacionales, enviando representantes a actos globales, en especial a los
relacionados con los derechos económicos, sociales y culturales.
Corea del Norte siguió aislada en la práctica del resto del
mundo tras la imposición de restricciones cada vez más draconianas,
supuestamente con el fin de frenar la propagación de la COVID-19. Debido a la
pandemia, el país no participó en los Juegos Olímpicos de Japón.
Pese a la persistencia de estrictas sanciones económicas y
de las prohibiciones de la ONU, Corea del Norte siguió realizando pruebas de
misiles, como el lanzamiento en septiembre de un misil de crucero de largo
alcance y, en octubre, de misiles balísticos submarinos. Las relaciones con
Corea del Sur continuaron siendo tensas.
Biden y Yoon se comprometen a disuadir a Corea del Norte y le ofrecen ayuda contra Covid-19
Biden y Yoon Suk-yeol afirmaron que la alianza que
mantienen sus países desde hace décadas debe no sólo hacer frente a las
amenazas norcoreanas, sino mantener la región del Indo-Pacífico "libre y
abierta" y proteger las cadenas de suministro mundiales.
Los dos líderes se reúnen en Seúl en el primer compromiso
diplomático desde la toma de posesión del presidente surcoreano hace 11 días.
El encuentro entre aliados se vio empañado por los datos de inteligencia que
muestran que el líder norcoreano Kim Jong Un está preparado pruebas nucleares o
de misiles.
Yoon había pedido más garantías de que Estados Unidos
reforzaría su capacidad de disuasión frente a las amenazas norcoreanas. En una
declaración conjunta, Biden reafirmó el compromiso de Estados Unidos de
defender a Corea del Sur con armas nucleares si llega a ser necesario.
Las dos partes acordaron estudiar la posibilidad de ampliar sus ejercicios militares, que se habían reducido en los últimos años a causa del Covid-19 y de los esfuerzos por reducir la tensión con el Norte.