Cerca de un 20% de los enfermos de Covid-19 requiere oxígeno. Según la Organización Mundial de la Salud, un 40% moderada; un 15% severa; y un 5% critica.
Entonces cuando los casos se disparan en un breve período de tiempo, los sistemas de salud colapsan y no tienen cómo responder a la demanda de este gas.
Actualmente los países de ingreso bajos y medios requieren 3,8 millones de cilindros de oxígeno al día, según un rastreador de necesidades de este gas desarrollado por los expertos que trabajan en la organización sin fines de lucro PATH.
En 2021 una segunda oleada de coronavirus azotó en México y la demanda de oxígeno se disparó, lo que causó un escasez nacional de estos dispositivos.
Los precios se dispararon. Se metatizó un mercado negro. Lo grupos criminales organizados comenzaron a secuestrar camiones llenos de tanques de oxígeno o a robarlos a punta de pistola en los hospitales.
Con los hospitales abarrotados y una profunda desconfianza en el sistema sanitario que lleva a muchos a enfrentarse a la enfermedad en casa, la cifra de muertes se disparó, en Enero de 2021, México registró más de 30,000 muertes. Parte de la razón por la que murieron tantas personas, los médicos dijeron, es la escasez; no había suficientes tanques de oxígeno.
Para sobrevivir en casa, los pacientes más enfermos necesitan que se les bombee oxígeno purificado a los pulmones las 24 horas del día, lo que hace que sus seres más cercanos se ven obligados a ir en busca -a menudo sin éxito- de tanques y rellenarlos varias veces al día, por lo tanto la demanda del oxígeno a domicilio aumentó un 700% en todo el país durante las tres primeras semanas de enero.
Para responder a la escasez del medicamento, el gobierno mexicano anunció en febrero un acuerdo con tres compañías para que el 70% de su producción industrial fuera destinada a un uso médico durante la emergencia.
Pero en el caso de los países que no cuentan con plantas de oxígeno industrial la alternativa de reconvertir el gas no existe. Una alternativa es el oxígeno liquido, pero requiere que los hospitales tengan la infraestructura adecuada para canalizarlo hasta la cama del paciente. Otra opción es evaluar la viabilidad de construir plantas de oxígeno, aunque por su costo y requerimientos de mantenimiento, suelen estar fuera del alcance de los países más pobres. Un punto clave es mejorar las redes de distribución del oxígeno en cilindros para que cuando se produzca una emergencia, el sistema esté mejor preparado.