Pasará mucho tiempo y seguiremos acordándonos de los fallecidos, los enfermos, las secuelas que la enfermedad les ha dejado; las graves consecuencias económicas; el impacto personal y social en bienestar y salud mental. También se hablará mucho de educación: de los efectos catastróficos que trajo el cierre de las escuelas y de su impacto intergeneracional. De hecho, es muy posible que, dentro de unos años, la educación sea la cicatriz más profunda y duradera que nos haya dejado el virus.
La pandemia también ha exacerbado las brechas de género en un mercado laboral que no refleja los logros educativos de las mujeres. Los últimos datos de la OIT, nos dicen que la tasa de participación laboral de las mujeres ha retrocedido a niveles de hace 15 años. Las consecuencias devastadoras del COVID en la educación y el empleo podrÃan representar pérdidas futuras en ingreso de $1.7 billones de dólares para las nuevas generaciones.
Aunque no nos demos cuenta, hemos aprendido muchas cosas. Sin embargo, para ser honestos, algunas, deberÃamos haberlas sabido ya:
•La escuela es mucho más que el lugar en donde se aprende: Es mucho más que eso. Es un conjunto de servicios de salud (vacunación, alimentación, contención socioemocional) y de productividad.
•El mundo que conocemos no es infalible: nos hemos dado cuenta que el mundo real puede cambiar de la noche a la mañana, que la economÃa puede colapsarse, que los paÃses y ciudades pueden quedar desiertas, que los grandes bosques como el Amazonas e incluso paÃses como Australia pueden arder en cuestión de horas
•Las escuelas no son necesariamente el espacio de propagación del virus: Es decir que, a futuro, en caso de pandemia, deberÃamos reconsiderar otras medidas de contención antes del cierre de escuelas.
•El aprendizaje remoto es difÃcil: no solo para el estudiante, sino para quienes lo gestionan: docentes, directivos, ministerios y familias.
•¿Quién nos hubiera dicho antes que no podrÃamos dar ni un abrazo o un beso amoroso a nuestros seres queridos?: Aquà es cuando todo lo que nos rodea nos descubre su valor y esencia: una clase presencial en el colegio o la universidad.
Autor: Pérez Bravo Jordan
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